sábado, 4 de julio de 2015

Misofonía o 3S


Hace un tiempo os hablé acerca de la misofonía, mi gran padecimiento psíquico. Y como últimamente he notado que mis ataques de misofonía han ido aumentando, y que nuevos sonidos se han añadido a mi lista negra, he decidido explicaros con más detalle qué es la misofonía y cómo funciona realmente.

Empezaré diciendo que el término "misofonía" no es del todo correcto. La palabra viene del griego μισός (odio) y φωνή (voz, sonido), por lo que significaría literalmente "odio al sonido". El problema es que los síntomas no solo tienen que ver con la voz o sonidos, sino también con gestos, movimientos o incluso con personas en general

Además, y hasta donde he podido comprobar yo mismo, la misofonía no es algo aislado, sino que va enlazada a trastornos de hiperacusia, ansiedad y TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo). Algunos doctores lo llaman Síndrome de Sensibilidad Selectiva al Sonido, pero yo lo llamo Síndrome de Sensibilidad Selectiva o 3S (sin "Sonido", porque como he dicho antes, no solo afectan los sonidos, sino también gestos o movimientos)

Hay que decir que apenas hay estudios sobre la misofonía, y que es desconocida por la mayoría de médicos y psicólogos. Fue reconocida como enfermedad en 2010, y en 2013 se catalogó como desorden psíquico. Y NO TIENE CURA.


¿CUÁNDO Y CÓMO SURGE EL 3S?

Entre los 8 y los 12 años empiezan a aparecer los primeros síntomas. Vas dándote cuenta de que algunos sonidos (estornudos fuertes, respiraciones, ruido al masticar, crujir de huesos) o algunos gestos (ver a alguien mordiéndose las uñas, metiéndose el dedo en la nariz, rascándose) te ponen de los nervios, pero tampoco lo consideras una enfermedad, sino una simple manía que te ha entrado, y que con el tiempo se irá. 

La mayoría de sonidos y gestos que te molestan (o sonidos disparadores) son aquellos que producen tus propios familiares. Al estar conviviendo con ellos día y noche, solo estás expuesto a sus sonidos y sus gestos, por lo que llega un punto en que los catalogas como repetitivos y molestos. En cambio, tu amigo del colegio también puede producir esos ruidos o incluso otros más fuertes, pero al no estar conviviendo día y noche con él, tu mente no lo cataloga como negativo.

Y algo curioso es que los sonidos y gestos de tus padres te afectan mucho más que los de tus hermanos. ¿Por qué? Porque tus hermanos, al ser de tu misma edad y al haber confianza, les puedes decir perfectamente "¡PARA YA DE HACER RUIDO!", y no se enfadan. Sin embargo, hay algo que nos impide decírselo a nuestros padres. De hecho, si les dices a tus padres que dejen de hacer un ruido que te molesta, seguramente te digan "Qué delicao eres" o "Qué manía tienes", no te harán ni caso y seguirán haciendo ese ruido incluso más frecuente y más fuerte que antes. Y ahí es cuando nace el 3S.

Entonces, desde la primera etapa de la juventud uno ya va añadiendo sonidos y gestos a su lista negra. Y se llama Síndrome de Sensibilidad SELECTIVA, porque no es una sensibilidad a todos los sonidos y gestos, sino a una SELECCIÓN CONCRETA que tu mente hace. Tú realmente no tienes autoridad sobre esto; tu cerebro es quien dicta qué sonidos le gustan y cuáles odia. ¿En qué se basa? Ni idea.


EL 3S AFECTA A TU SOCIABILIDAD

La larga exposición a estos sonidos y gestos va forjando en ti un rechazo hacia ellos. Y como los emisores de dichos sonidos y gestos no se dan cuenta, y tampoco es que les importe si te molestan o no, no solo tienes rechazo hacia los sonidos y gestos, sino también hacia los emisores.

Esto afecta gravemente tus relaciones sociales. Tienes miedo de reunirte con ciertas personas porque sabes que emiten sonidos que te molestan, y que vas a pasarlo mal. Entonces, para autoprotegerte, decides evitar al máximo el contacto con dicha persona. Sobre todo cuando tus padres te dicen: "Venga, que hoy salimos todos juntos a cenar", y tú piensas: "Señorcico mío de mi vida y mi corazón, se avecina tormenta"

Y es curioso (y gracioso a la vez), porque cuando la fiesta está en paz, cuando no hay ruidos de por medio, es como si no tuvieras 3S en absoluto. Eres simpático, agradable y muy sociable con todos. Pero en cuanto empiezan los ruidos... Ay, páharo, cuando empiezan los ruidos. En cuestión de milisegundos te vuelves borde, agresivo y apenas quieres contacto con los demás. Tu estado de ánimo cambia tan bruscamente que la gente hasta se asusta. Y ese es el 3S entrando en acción.


¿CÓMO FUNCIONA EL 3S?

El comportamiento del 3S es tan complejo que se puede dividir en varias fases. Voy a intentar explicaros cómo es el funcionamiento del 3S desde el momento en que empiezas a mosquearte hasta que llegas a las autolesiones (y no, no es broma).

FASE 1: CALMA
Todo va bien. No hay malos sentimientos, no hay ruidos: solo hay paz

FASE 2: SONIDO O GESTO DISPARADOR
Cuando más tranquilo estás, y cuando piensas que la vida es perfecta, alguien emite un sonido o hace un gesto que despierta tu sistema nervioso. Seguramente, ese sonido o gesto sea uno de los que previamente habías añadido a tu lista negra.

FASE 3: ALERTA
Tu mente se ha puesto en guardia al escuchar ese sonido, pues tu cerebro ha dado la orden de que ese sonido o gesto es algo hostil y nocivo para ti. A partir de este momento, tu cuerpo se calienta y tus nervios se aceleran. Tus músculos se tensan y la expresión de tu cara se pone mucho más seria. 

-> Dentro de la fase de alerta, aparece la HIPERACUSIA: tu sensibilidad auditiva aumenta. Tu cerebro da la orden a tus oídos de bajar el volumen a los sonidos comunes y subírselo a los sonidos disparadores. Así, aunque estés en un sitio con mucho ruido de fondo, tus oídos son capaces de escuchar el sonido disparador. Aunque la otra persona esté separada de ti por 5 tabiques de hormigón, con la hiperacusia eres capaz de escuchar sus ruidos. No me lo explico, pero así es.

-> Junto a la hiperacusia, aparece también el TOC (TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO): te invade la ansiedad y te obsesionas por todo lo que te rodea, especialmente por los sonidos o gestos disparadores. Lo más lógico si te molesta un sonido o gesto, es que lo quieras evitar, pero el TOC te provoca el deseo de querer escucharlo; y si no lo escuchas, lo buscas. Con el TOC, tu estado de nervios pasa a ser inestable y tú te pones de muy mala leche

En la fase de alerta tienes miedo, tienes pánico: todos tus sentidos se activan al máximo y se ponen en guardia porque saben que en cualquier momento el sonido puede volver a repetirse. 

FASE 4: BROTE
Entonces... ¡ZAS! El sonido o gesto disparador vuelve a sonar, y tu sistema nervioso pega una descarga de unos cuantos kilotones. Te cabreas, te pones muy nervioso y deseas liarte a palos con todo el cosmos. Tu temperatura corporal aumenta y tus mandíbulas se tensan. Resoplas y tu respiración se agita. Pero aun así, no te atreves a decirle a "esa persona" que pare de hacer el ruido, porque en el fondo estás deseando que lo haga una y otra vez. El 3S también tiene síntomas de masoquismo y exposición voluntaria a lo nocivo.  

FASE 5: ANSIEDAD
Tu sistema nervioso ya está descontrolado, y poco puedes hacer para calmarte. Sabes que es cuestión de tiempo que el ruido vuelva a emitirse, y estás en alerta máxima

-> Dentro de la fase de ansiedad, buscas la atención del emisor del sonido o gesto, para que se dé cuenta de que te molesta. Haces movimientos bruscos, lanzas miradas asesinas e incluso golpeas algo para que la otra persona te mire... Pero en realidad la otra persona no tiene ni idea de lo que está pasando, porque no le has dicho que sus ruidos te molestan. 

-> Además, recurres a la imitación del sonido o gesto disparador. Tu mente ha pillado tal descontrol, que empiezas a usar el masoquismo como vía de placer. Aunque odies el sonido disparador y te produzca una rabia inhumana, tú mismo repites el ruido y los gestos de la otra persona, lo imitas (normalmente NO en su presencia, sino en una habitación aparte). Al imitarlo, sientes alivio, sientes un poco de calma, porque piensas que estás atacando directamente al sonido, y que además estás burlándote de quien ha hecho el sonido. Y eso te da gustillo.

FASE 6: AUTOLESIÓN
En algunas ocasiones, también te ves obligado a recurrir a la autolesión como método de alivio: al verte con impotencia frente al sonido, al ver que no puedes controlar tus reacciones y que lo único que haces es destruirte poco a poco, te golpeas. Te pegas cepazos en la cabeza, o collejones, o incluso te pellizcas hasta que te quedas sin pellejo, como castigo por tu estúpida reacción involuntaria. Así al menos liberas tu ira de alguna forma. 

FASE 7: VUELTA A LA CALMA
Una vez que la situación se calma, que te alejas de esa persona o ese lugar, la ansiedad y la mala actitud te seguirá acompañando al menos durante unas horas. Pero claro, si cuando has vuelto a la calma, vuelves a escuchar el sonido disparador, el proceso vuelve a empezar.

Y esa es mi vida, zagales. He de decir que estoy hasta las gónadas ya de tanto ruido y de no poder controlar mis reacciones. Solo quiero llevar una vida normal y poder relacionarme con gente sin tener pánico a sus sonidos. 

Todavía no sé cómo lo haré con mi esposa, cómo podré convivir con ella y con sus ruidos sin querer saltar por la ventana... 
Pero bueno, ya veremos. 

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