domingo, 11 de enero de 2015

La Teoría del Coche

"[...] Y todo aquello nos llevó a preguntarnos “qué éramos": si estábamos saliendo o no. Estaba claro que no merecía la pena iniciar una relación, puesto que como máximo duraría 5 meses, los 5 meses que me quedaban aquí en España. Aun así, estuvimos hablando sobre qué podíamos hacer y, en un momento de inspiración repentina, le expuse la siguiente metáfora:
“Estamos montados en un coche, y vamos muy rápido. Llegará el momento en que yo salte del coche en marcha a gran velocidad, y si tú no tienes puesto el cinturón, vas a tener un accidente. Tenemos dos opciones: nos ponemos el cinturón y conducimos con sumo cuidado, o nos estrellaremos los dos y sufriremos las consecuencias.”
Los conductores éramos ella y yo. El coche era nuestra hipotética relación. El cinturón era la precaución de no hacernos ilusiones, y mi salto en marcha sería mi salida a la misión; nuestra relación tendría un fin ya predeterminado, una fecha de caducidad. Si no se circulaba con precaución, si no controlábamos nuestros sentimientos, nos chocaríamos y lo pasaríamos mal ambos."
(Extracción de "Visto y no visto", Las memorias de Juanjo Fantoso, Marzo de 2013)

Si bien esta historia no terminó siendo felices ni comiendo perdices, sí que tengo buenos y agradables recuerdos de ella. Pero lo que nos importa ahora es otro asunto: la Teoría del Coche.

Desde aquel momento, la metáfora del coche se quedó grabada en mi mente, y he de confesar que me ha servido muchas veces para aconsejar a ciertos amigos que estaban en la misma situación que yo. Cuando no estás seguro de si quieres empezar una relación, cuando no estás seguro de cuáles son tus sentimientos, cuando sabes que la relación tendrá fecha de caducidad pero aun así quieres aprovechar al máximo el tiempo que estéis juntos... La Teoría del Coche puede evitarte serias roturas de corazón.

La Teoría del Coche estipula que las relaciones son como un coche, en el que piloto y copiloto son la pareja y en el que hay ciertos factores a tener en cuenta, como la velocidad, que sería la pasión de la relación. Además, lo más importante sería el cinturón de seguridad, que sería el "no hacerse muchas ilusiones" o el "andarse con ojo". Si no nos ponemos el cinturón de seguridad, tenemos una alta probabilidad de tener un accidente y acabar malamente: si no nos andamos con ojo, podemos acabar la relación con el corazón destrozado. En cambio, si nos ponemos el cinturón de seguridad, aun cuando tengamos un accidente tendremos una cierta probabilidad de salir vivos de allí, aunque está claro que es inevitable recibir alguna herida.

La mayoría de las veces, cuando la relación se acerca a su fin, el coche empieza a disminuir la velocidad: esto es, el amor empieza a enfriarse. En estos casos, uno puede ver desde lejos que algo no va bien, que el coche está perdiendo velocidad, y que tarde o temprano acabará parándose del todo. ¿Qué se puede hacer en esta situación? Saltar a tiempo. Cuando veas que el coche empieza a perder velocidad, y que por mucho que intentes acelerar no lo consigues, lo más sabio es saltar del coche en marcha, antes de que se pare en un desierto del que será difícil salir. Cuando veas que la relación pierde la ilusión del principio, que el otro conductor mira más al paisaje que a la carretera, que vuestro fin se acerca inevitablemente, SALTA y acaba tú con la relación, antes de que lo haga el otro. Seguramente el otro conductor ya haya pensado el cómo y el cuándo dejarte, por lo que le estarás haciendo un favor.

Y aun cuando todo vaya bien, que no haya ningún peligro en la carretera y llevéis una buena velocidad, NUNCA te quites el cinturón. En cualquier momento puede aparecer una cabra en el camino (una tercera persona) o puedes tener un pinchazo (desvarío mental de uno de los conductores) que os haga tener un grave accidente. Si te ves en peligro, SALTA. Si os veis en peligro los dos, SALTAD y terminad vuestro viaje antes de que ambos os arrepintáis. 

En mi caso con esta muchacha de bella nariz, los dos vimos el peligro venir de lejos. Yo me iba a ir del país, y ese sería el final de nuestro viaje. Podríamos haber seguido el viaje hasta el final, sí... Pero tal vez habríamos recibido importantes heridas que tardarían en curarse. Podríamos haber conducido lentamente con los cinturones puestos y, en el debido momento, detener el coche y bajarnos los dos, pero conducir a esa velocidad no nos habría permitido disfrutar del viaje. Ella hizo lo que consideró mejor, que fue bajarse del coche antes incluso de arrancar, y así ambos nos evitamos peligros innecesarios. Qué bonita me ha quedado esta entrada.

"¡Cuando empieces una relación, ponte el cinturón!"

...Hay que ver lo que dio de sí aquella metáfora del coche, muchacho.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Cada vez me sorprendes más. Me ha encantado tu historia/metáfora.

Unknown dijo...

¡Muchas gracias, Marién! :)

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